miércoles, 4 de julio de 2018

Movimiento libre

Como ya comenté en mi anterior post (que podéis ver aquí) sobre el cubo de inpiración Pikler, la maternidad me ha hecho retomar aspectos que estudié al formarme como maestra y que, en una maternidad consciente de la necesidad de apego y respeto hacia los niñxs, ha terminado despertando en mi esa necesidad de indagar y formarme para poder transformarme y transformar (como dice mi amiga Laura).

En el post sobre el cubo ya hablé de la filosofía Pikleriana, me enamoré de ese cubo en cuanto lo vi, y mi padre lo hizo realidad. Hace unas semanas estuve en una formación muy amena que impartió Romina de Teta-à-Porter, en “Espai La Tribu” de Vic.  La verdad es que salí más convencida de las ideas que ya tenía en mente y me dio recursos para poder expresarlas. Sin duda os recomiendo su blog y sus formaciones, tanto como maestra como madre.  


Como ya expliqué brevemente sobre Emmi Pikler, la idea global con la que me quedo es esa de no forzar movimientos ni posiciones en el bebé para las cuáles no está preparado, es decir, su motricidad no es lo suficiente madura. Pero para conseguir un movimiento motor libre y respetado, es necesario ofrecerlos un espacio adecuado que les permita esa libertad y que mejore su autonomía. No es necesario tener un cubo, un triangulo o una rampa Pikler (aunque a Anna le da mucho juego), pero si adaptar el espacio.


(fotografía de la sesión con Helena Molinos para el día de la madre)

No es dejar al niño libremente por que sí, es darle la libertad necesaria para que aumente su autonomía y su independencia, para que él o ella sea el protagonista de esta conquista. En una formación que estoy realizando sobre el juego y el niñx de la mano de Yessica Clemente de Rejuega (a través de Babytribu), he entendido que hay que confiar en éste, en sus posibilidades y en sus capacidades, y esto se traduce en una menor intervención “sobre” el niñx y en una mayor observación de lo que sucede (para entender cuáles son sus necesidades).


Anna esta un momento de explosión motora, sus necesidades e inquietudes se mueven alrededor de querer explorar el entorno que le rodea, subiendo y bajando de allí donde puede. Esto choca un poco a veces con nuestras necesidades, yo como adulto tengo que hacer ciertas cosas, que serían más fáciles si ella estuviera sentada y entretenida jugando. Que lo está, pero son minutos e incluso a veces segundos, porque se encuentra en el plano de mayor desarrollo motor (según la filosofía Montessori se encuentra en este período sensible de movimiento). A veces hay que conciliar esto, pero hay que ser conscientes de que es una etapa que pasará (y vendrán otras nuevas), hayq eu aprovecharla porque es muy bonito ver como alcanza nuevos hitos.


No se si he comentado ya que Anna ha pasado por todas las fases motoras que son normales y que Emmi Pikler (y otros cientos de autores, aunque todos hablaban de los movimientos con ayuda) describieron en su momento. Ha volteado a un lado y otro, se ha girado, ha hecho la croqueta, se ha arrastrado y ahora gatea (y no veas a que velocidades). Hace tiempo que se pone de pie y se desplaza lateralmente y hacia delante (con el apoyo de algún objeto) y ya ha dado sus primeros pasos solas aunque lo hace puntualmente. En estos movimientos no hemos intervenido (o lo más mínimo) y todas las conquistas han sido fruto de sus necesidades y como base a sus intereses, si ella ha querido desplazarse se ha cogido a una silla y lo ha hecho, pero siendo ella quién ejercía una fuerza sobre el objeto (no como pasaría con un andador, un correpasillos o nuestras propias manos).


No me considero una persona ortodoxa, pero si que he tenido que poner ciertos límites a mi entorno porque estamos acostumbrado a ciertas “formas de hacer”, por así decirlo, que están muy arraigadas. A mí también me ha pasado, todos tenemos la imagen de un bebé andando de las manos de su madre o de su padre, pero lo cierto es que no necesita de esta ayuda. El ser humano esta hecho para andar y lo hará con ayuda y sin, la diferencia es que sin ayuda él será su propio protagonista, disfrutará de ello y nunca le podremos quitar la satisfacción de haberlo alcanzado por sí mismo, dándole el tiempo que necesita, a su tiempo, con respeto.



Como habéis podido ir viendo, me gustan investigar y coger aquello que me interesa de cada pedagogía. Estoy muy interesada en las pedagogías alternativas, me apasionan Maria Montessori, la pedagogía Waldorf, Pikler y el instituto Lóczy y me he formado mucho también en inteligencias múltiples, entre otros. Con esto quiero decir que no es necesario seguir al pies juntilla todas y cada una de sus premisas, se trata de ser coherente con lo que hacemos y, sobretodo, tratar al niñx con respeto, creo que esta es la clave.


Aida



P.S.: Por favor, no uses las fotografias sin mi permiso.