jueves, 17 de mayo de 2018

Un cubo afín a la pedagogia Pikler - Lóczy

Como maestra de profesión (y de vocación cabe decir), es curioso que haya sido la maternidad la que haya despertado la curiosidad por ciertos aspectos ya conocidos para tener un percepción más profunda sobre ellos. No es que no los viera importantes en su momento no, es que cuando he ido a un colegio a trabajar me he adaptado en un principio a su metodología y, quizás, no he estado el tiempo suficiente para aportar mi granito de arena o, no se, me he acomodado tal vez. Pero el convertirme en madre me ha cambiado, totalmente, y ahora tengo unas ganas infinitas de formarme en pedagogías del cuidado, en una crianza y una educación más natural y respetuosa, en Montessori y su autonomía, en Waldorf y su libertad, en Pikler y su movimiento libre y respetado.




A raíz de mi curiosidad por Emmi Pikler y el instituto Lóczy, fue cuando descubrí una serie de mobiliario que podría facilitar y promover este movimiento libre del que os hablaba. Al ver ese mobiliario de madera pensé en mi padre, que es carpintero de profesión y un manitas de corazón, y le pedí ayuda.



Pero antes de entrar en detalles, quería hablar muy por encima de quién era Emmi Pikler y que hizo para que hoy se hablé tanto de sus ideales de desarrollo motor y movimiento libre. Como le expliqué a mi madre en su día para que me entendiera sin extenderme mucho y sin entrar en detalle, Emmi Pikler fue una médico húngara que empezó a trabajar en Budapest como pediatra en los años 30. Trataba con niños y niñas que estaban institucionalizados, muchas veces porque sus madres estaban enfermas (hablamos de los años 30) y no podían hacerse cargo de ellxs durante cierto tiempo. Pikler mostró interés en buscar una manera de que esos niñxs se sintieran queridos, hubiera un apego y un apego seguro, un vínculo con la persona que les cuidaba, no como pasaba con la resta de niñxs que estaban en instituciones y en hospitales, donde se cuidaba de su salud física, pero no tanto de las carencias afectivas. Buscó una manera en que los niñxs tuvieran siempre el mismo adulto de referencia, (que cambiaba con el turno de enfermera) para poder crear un vínculo afectivo y se centró mucho  en el estudio del movimiento y en el desarrollo motor. En su libro “Moverse en Libertad. Desarrollo de la motricidad global”, realizó un estudio del desarrollo motor y concluyó (resumidamente) que el niñx es capaz de pasar por todas las fases del movimiento (girarse, voltearse, gatear, ponerse de pie y andar) sin la necesidad del adulto, a diferencia de otros estudios o libros en los que los autores (médicos en su mayoría) siempre hablaban de los movimientos con la ayuda del adulto.




Para mí, la idea principal que saco de este libro es el no forzar posturas, es decir, no poner al bebé en posturas y posiciones a las que no puede llegar por sí mismo y de las que, como consiguiente, no sabe ni puede salir. No sentar al niñx (otro tema sería el BLW), no ofrecerle las manos para andar, no poner al bebé tumbado entre cojínes, no ponerlo boca abajo si no sabe llegar por sí mismo en esa posición,… en definitiva, dejar libertad de movimiento. Y, como aprendí en una de las formaciones de Romina de Tetapòrter, partir siempre de la posición de tumbado hacía arriba para que sea el bebé quién decida que posición tomar. 




No me considero una ortodoxa de la pedagogía Pikleriana porque hay ciertos aspectos que podría discutir, en los que no estoy de acuerdo  y otros en los que no me gusta ser tan tajante. Nosotros hemos seguido esa filosofía con Anna y ha pasado por todas esas fases a su tiempo, sin prisas, cuando ella ha sido lo suficiente madura y lo ha sentido así. Como me dijo muy acertadamente Aida, de Gurumaji, cuando les dejamos el tiempo necesario para que lleguen a esos movimientos por sí solos, es cuando se toman realmente el tiempo que necesitan (y ese, a veces, no es el que nosotros esperábamos).


En resumidas cuentas, la pedagogía Pikler se sustenta en tres pilares:

- GARANTIZAR LA SEGURIDAD FÍSICA Y AFECTIVA DEL NIÑO/A. Cuando os hablaba del vínculo con el adulto.

- OFRECER LAS CONDICIONES QUE PERMITAN AL NIÑO/A DESARROLLAR UN MOVIMIENTO LIBRE AUTÓNOMO. Sin una intervención directa del adulto y con libertad de movimientos.

- PONER A DISPOSICIÓN DEL NIÑO/A LO MÁS POSIBLE (MOBILIARIO, MATERIALES, AGUA, BAÑO, ACTITUD DE LOS EDUCADORES…) DE FORMA QUE SE FOMENTE SU AUTONOMÍA. Y aquí es donde se me encendió la bombilla y pensé en el abuelo de la niña, a Anna no se le podría resistir.


Y ahora vamos a la intención de este post, hablar de una serie de mobiliario que fue creado para mejorar el movimiento libre del niñx, afín con la pedagogía de Emmy Pikler. Uno de ellos es el cubo Pikler, un cuadrado de madera con dos laterales con barras y dos laterales con un círculo que permite al bebé pasar por medio, tal y como se puede ver en las fotografías. En la mayoría de tiendas especializadas lo encontraba en medidas de 40x40x40 o de 50x50x50, pero esta medida fue la que encontré más adecuada para que Anna pudiera pasar con total tranquilidad.


Pues este fue uno de los regalos de cumpleaños de Anna y me moría de ganas de enseñároslo, pero antes quería escribir un poco sobre Pikler para que entendierais de que iba el asunto. Mi padre hizo un trabajo muy fino y Anna se lo pasa pipa con él, le ayuda a ponerse de pie, a sujetarse, juega poniendo objetos encima (y tirándolos), pasa por dentro, lo usa como vía para agarrarse al sofá u otro mueble y, más adelante, lo usará con otros fines. Así que es un cubo con infinitas posibilidades y, sobretodo, evolutivo (mi madre lo usa para levantarse del suelo y como asiento ¡jajaja!).




Así que, ¡muchas gracias papa, you are the best! Ya le dije que podríamos dedicarnos a hacer mobiliario de este tipo. 
Fuera coñas, si alguien esta interesado, que contacte conmigo vía email o a través de mi Instagram: @aideta_aa y lo hablamos. :D




Aida



P.S.: Por favor, no uses las fotografias sin mi permiso.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario