En mi última publicación en Instagram, he colgado un
vídeo del primer contacto de Anna con un bastidor de costura. Os animo a verlo
y leer la experiencia de ver sus primeras puntadas porque es realmente fascinante.
Hablando con
Gema Luna, maestra de la escuela libre Canción de Luna de Madrid, sobre
actividades que puedan favorecer la adquisición de la lectoescritura (que no
adelantarla), me
comentó que el objetivo en su escuela era buscar actividades que
tuvieran sentido para los niños y las niñas. Como Gema ha estado desde niña siempre muy vinculada a la costura, comprendió que esta era un preciosa forma de favorecer la importancia de trabajar con las manos y de acercar el arte a los más pequeños.
La costura
permite trabajar muchas de las destrezas necesarias para la lectoescritura, como
son:
- coordinación óculo - manual
- motricidad (el movimiento de los brazos, la pinza,…)
- definición de la lateralidad
- capacidad viso – espacial
El primer contacto que tienen los niños y niñas con la lana es un gran cesto lleno de ovillos de colores que es un lujo verlo, lleno de madejas que pueden tocar, deshacer, intentar hacerlos de nuevo… Es una aproximación al material, a su textura, a su olor, a su calidez.
Luego empiezan
con los caracolillos (trenzado de lanas), por parejas y también de forma
individual. Con los caracolillos juegan de mil formas: los usan de cinturón,
de diadema, para atar juguetes...
Continúan con
los móviles de fieltro y bolas (los típicos abalorios con un agujero en el
centro), en las que intercalan un recorte de fieltro con una bolita, para así
crear un lindo móvil.
Luego pasan
al bastidor, primero con puntadas libres que empiezan de puntos más largos a
puntadas más concretas y con sentido (aquí empiezan a definirse y hacen
caminitos para lograr hacer puntadas más pequeñas). Seguido de un bastidor en el que trabajan formas, tanto curvas como rectas, haciendo diferentes dibujos, como un corazón
o una casa, tal y como se puede ver en las siguientes fotos.
Con un
bastidor más grande y con los recortes de los que hablaba cuando hacen los
móviles, los niños y niñas de Canción de Luna están creando lo que será en un
futuro un precioso cojín, ¿os lo podéis imaginar? ¿Podéis imaginar la
satisfacción de un niño o una niña al realizar un cojín con sus propias manos?
(os dijo que yo me hice un agujero para guardar mis agujas y me sentí
orgullosísima). También el bastidor da lugar a realizar bolsos, que son
geniales para luego poder transportar sus cosas.
Cuando ya hay
un mayor dominio, el bastidor deja paso al telar colectivo, ellos y ellas
mismos se acercan cuando adquieren las destrezas necesarias. Después de un tiempo con él y cuando Gema ve que están preparados, después
de un tiempo en el telar colectivo, les propone el telar individual. Es una
actividad con mucho sentido pues, de este telar individual, cuando esta
terminado, lo doblan, lo cosen y llega a
ser el estuche que se llevaran cuando dejen la escuelita para ir a Primaria.
Yo no entiendo
mucho de costura… pero creo que esto es mucho más motivante que algunas de las
actividades que se llevan a cabo en la escuela desde hace muchos y muchos años. Además permite el trabajo de la atención plena, de vivir el aquí y el ahora algo muy importante en el frenesí que se respira hoy en día.
Si te interesa
saber más sobre las actividades de Canción de Luna, no dudes en visitar su
fanpage de Facebook o su instragram (@canciondeluna) y si vives por la zona de
Madrid y estás buscando escuelita para tus peques (de 2 a 6 años), puedes pedir
un entrevista y ver in situ el hogar que allí han creado, pura magia.
Aida
P.S.: Por favor, no uses las fotografias sin mi permiso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario