martes, 13 de marzo de 2018

De cabeza al colecho

Digo de cabeza al colecho porque en verdad nos tiramos de cabeza a él. Jejejeje! Dejarme que me explique. 

Juro solemnemente que hace unos años atrás era de las que pensaba que los niñxs (niños y niñas) tenían que dormir en su cama, comer la comida que tocaba, ir en el cochecito... (no en plan exagerado pero si que era un poco más tradicional, digámoslo así) ¡Como ha llovido desde entonces! Por eso nunca digo nunca, porque si no me dolería la barriga de tanto tragar palabras.          

Os cuento un poco para que entendáis. Anna nació con 3035gr pero después de una cesaría, la inexperiencia y seguro que más factores, tardó 6 días en bajarme la leche, eso y que se cansaba y dormía de seguida al comer. A perdió mucho peso y estuvo unas semanas con suplemento a jeringa-dedo (significa que con el dedo en la boca y una jeringuilla, la alimentábamos después de tomar teta, para así no confundirla con las tetinas). Os explico esto porque había que darle de comer, si o sí, cada 3 horas. Con lo cual la historia era: Anna profundamente dormida (supongo que letárgica del cansancio y el no comer lo suficiente), la intentábamos despertar y resultaba una tortura china, cuando lo conseguíamos se pasaba una hora mamando (encima terminamos con pezoneras) y cuando se volvía a dormir ya era casi hora de despertarla otra vez.  



Hago un paréntesis para explicar algo de lo que no teníamos ni idea y que, seguramente, también influyó en la pérdida de peso. A los bebés dicen que hay que alimentarlos cada 3 horas aproximadamente, sobretodo los primeros días (aunque ellos lo suelen pedir más o menos cada 3 horas ya de por si). Pues nosotros contábamos las 3 horas desde que Anna terminaba de comer. ¡Error! Las horas se cuentan desde que empieza a comer. Si tienes un recién nacido glotón no habrá problema, como tengas a un dormilón, que le cuesta engancharse, que de seguida se cansa, que la mamá es inexperta, está nerviosa... pues tienes un cóctel molotov como nos paso a nosotros. Pero bueno, otro día hablaré de ello.       

Estábamos en que despertábamos a Anna con muchas dificultades, moviéndola, desnudándola, rascándole los pies, la espalda, incluso mojándole la cabeza... una tortura lo veía yo. A veces pensaba que lo que le hacíamos rozaba el maltrato. Pero tenía que comer. Y una vez se dormía, ya había que volverla a despertar. Y yo creo que le trastocamos un poco el sueño la verdad, pero tampoco se si es posible o es la culpa la que habla.




Anna dormía en la cuna colecho y en el moisés el primer mes fantásticamente y, a partir de entonces, dejó de hacerlo. La cuna y el moisés pasaron a tener pinchos y solo dormía en brazos. Y lloraba, lloraba mucho.

Entonces llegaron las noches y empezó a dormir encima nuestro. Era la única manera en que podíamos descansar. Hacíamos turnos en el sofá y Anna dormida boca abajo encima de nuestro pecho. Nada recomendado pero no teníamos alternativa o no conocíamos otra. Dormir o descansar es una forma de decirlo; descansaba el que se iba a la cama solo y el que se quedaba lo pasaba bastante mal entre el miedo de que la peque se cayera o que le pasara vete tú a saber. Pero por suerte no le pasó.




Gracias a las sesiones del grupo de lactancia de mi ambulatorio y la calma que me transmitía la comadrona Marta y, sobretodo, a sus consejos, logré dejar las pezoneras y sentirme más cómoda para dar el pecho tumbada. Y así empezamos a dormir en el sofá las dos, co-sleeping como lo llaman en inglés. A medida que iba ganando confianza en dar el pecho tumbada, empezamos a probar en la cama y: ¡voilà! Desde entonces llevamos colechando, la mayoría de veces echamos a papa de la cama porque Anna todavía se despierta con bastante frecuencia y a veces se puede pasar dos horas despierta. Pero creedme, cuando no se despierta y solamente se engancha a mamar, no sabéis el lujo de casi no despertarse y continuar durmiendo.

Empezó como supervivencia y ahora no concibo no compartir la cama con ella. Para que veáis que mundo nuevo abre la maternidad. Situaciones que no hubieses imaginado, cosas que pensabas que nunca harías y sensaciones tan profundas que no entiendes como podías haber vivido hasta entonces.


Eso sí, tenemos una cama con canapé y estamos buscando alternativas para que Anna no se pueda caer de la cama. Todavía tenemos la cuna colecho en un lado (la usa de gimnasio) y el cojín de lactancia en el otro (en vista de poner una valla de estas de cama). ¿Qué me recomendáis las que también colecháis con vuestros peques?



Aida

lunes, 5 de marzo de 2018

DIY - Cometa de inspiración Waldorf

Hola de nuevo! 

Llevo unas semana desaparecida pero es que los virus aterrizaron en casa y han hecho mella. Tengo pendiente un post sobre el colecho y como dormimos (o sobrevivimos) en casa. Pero necesito algo de inspiración y hacía tiempo que tenía en mente este tutorial de una cometa de mano al estilo Waldorf. 



Anna de momento no lo usa como una cometa. De momento juega con la cintas y se enreda en ellas, le gusta mirar los colores y, a veces, no le hace ni caso. Cuando sea más grande tengo intención de hacerle una con las cintas más largas para dar más movimiento y puede que le cambie los colores siguiendo una sola tonalidad. Pero es que me encantan los colores del arcoíris y el degradado me parece precioso, así que esta vez me decidí por estos colores. 

Los materiales que se necesitan son muy pocos:

· Cintas de colores 
· Un aro de madera de aproximadamente 8cm de diámetro 



El aro de madera podéis encontrarlo en ferreterías o en jugueterías especializadas que tengan materiales para la panera de los tesoros, por ejemplo. Las cintas de colores las compré en la mercería y les pedí exactamente la largada que necesitaba, que fue un metro de cada color. 

El montaje es muy sencillo, se trata de doblar cada cinta por la mitad y anudarla al aro de madera. Una vez atado, yo le hice doble nudo (y aún así Anna consiguió un día deshacer el de color rojo, así que siempre hay que tener un ojo cuando juegan). A partir de aquí es ir poniendo los diferentes colores uno al lado del otro, mirando de hacer el anudado siempre desde el mismo sitio para que, estéticamente, quede mejor. 






Y ya está, ya tenéis una cometa al estilo Waldorf, con materiales sencillos y totalmente handmade. ¡Ahora a disfrutarla!




Por aquí llueve y no he podido hacer mejores fotos. Esperemos que venga el calorcito pronto, la primavera está a la vuelta de la esquina. 


Aida